miércoles, 15 de julio de 2009

Palacio al GENOA


El desenlace era previsible. Las ganas del jugador de emigrar para dejar una ganancia al club y las necesidades económicas del equipo de la Ribera estuvieron por sobre todo. No se tuvo en cuenta el deseo de los hinchas: el de retener a quien ya se convirtió en un ídolo del club.

Por haber conseguido una amplia gama de títulos, por haber sido determinante en partidos clave, por haber asistido a Martín Palermo una y otra vez, entre otras virtudes. Eso era Rodrigo Palacio, que se convirtió en un emblema, y que se va de una forma que no merece.

Entre lesiones y un último semestre para el olvido de Boca, la ‘Joya’ no tuvo el final que tanto deseaba. Haber conquistado más goles que una estrella del club, como Guillermo Barros Schelotto y haberlo sustituído con un nivel increíble hicieron que se le tomara un cariño especial. Un delantero que anotó 82 goles, del que decían que no sabía definir; y que junto a Palermo formó una dupla letal.

Se va en mi opinión uno de los mejores delanteros que ha tenido Boca Juniors; resistido en algunas partes de la hinchada xeneize pero sobre todo amado por la gran mayoría. Insisto en que no merecía un final de este calibre, pero el fútbol es así y se sabe bien que cada hincha del xeneize lo recordará con mucho cariño y aprecio, pues fue clave en años exitosos del equipo azul y oro.

La alegría de poder haberlo tenido vistiendo nuestra gloriosa camiseta es suficiente para demostrar con palabras lo que hoy siente el hincha de Boca. Siente que se fue un ídolo, que terminó una era, pero que su huella quedará en la dorada historia de nuestro club.

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