sábado, 15 de agosto de 2009

Un superclasico de escandalo en novena división.


En la vuelta al fútbol, River y Boca se midieron en el predio del primero en Ezeiza; tras un penal sancionado en el último minuto se desató una pelea entre los chicos de 13 y 14 años

Una mañana de furia se vivió en el predio que River posee en Ezeiza, durante un superlcásico de novena división entre chicos de 11 años que terminó con una gresca generalizada de ambos equipos, entre los que se encontraba el hijo del entrenador de San Lorenzo, Diego Simeone.

La violencia comenzó cuando el árbitro del partido, Fernando Broin, sancionó un penal a favor de los locales en tiempo de descuento. En ese momento, comenzaron las discusiones, los empujones y, posteriormente, los golpes y las patadas entre los juveniles de ambos clubes.

La peor parte de los incidentes se la llevaron los visitantes Ricardo Cabrera y Carlos Aguirre, quienes se retiraron del campo con sus rostros ensangrentados.

Curiosa medida adoptó el árbitro Broin, quien mandó a retirar a todos los jugadores hacia los vestuarios, pero dejó en el campo al arquero de Boca y a un jugador de River para que ejecutara el penal de la polémica, que selló el resultado final de 2-2, luego de que Boca fuera ganando por 2-0.

Del encuentro participó Giovanni Simeone, hijo del entrenador de San Lorenzo, quien ingresó cuando su equipo perdía por 2-0. Su madre, la ex modelo Carolina Baldini, siguió la actuación de su hijo desde las tribunas.

El prosecretario de River, Pablo Singerman, repudió el hecho. "Todo acto violento es lamentable, mucho más si es entre chicos", dijo el dirigente, consultado por Canchallena.

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